La edad, un accidente o enfermedad, o incluso el agravamiento de una discapacidad (la tuya o la de quienes convives) pueden crear la necesidad de adaptar la vivienda a personas con movilidad reducida .
Algunos cambios, como mover muebles o quitar alfombras y moquetas, pueden ser más sencillos, pero otros, como adaptar baños o instalar una rampa en un rellano, requieren un trabajo más profundo. Mejorar la accesibilidad a estos espacios pasa también por instalar equipamientos como pasamanos o plataformas elevadoras en las escaleras.
Una vez evaluadas las adaptaciones necesarias, es igualmente importante comprender con qué tipo de apoyo financiero puede contar.
¿Cómo se definen las personas con movilidad reducida?
La Ordenanza, que define cómo se puede mejorar la accesibilidad en los edificios residenciales, identifica a las personas con movilidad reducida como aquellas que:
utilizar temporal o permanentemente sillas de ruedas o ayudas para caminar, como muletas, andadores o bastones;
con dificultades de coordinación motora;
que no pueden viajar largas distancias;
con baja estatura;
con dificultades sensoriales, como personas con discapacidad visual o sordas;
aquellos que por su trayectoria de vida se encuentran condicionados temporalmente, como mujeres embarazadas, niños y personas mayores.
3 ideas para mejorar la accesibilidad en el hogar
Adaptar la vivienda a una persona con movilidad reducida le ayuda a desplazarse con mayor facilidad y minimiza el riesgo de accidentes.
Estos son algunos ejemplos de lo que se puede hacer.
Haz espacios amplios
Para ahorrar algo de espacio, no hay nada como empezar por ordenar la casa . Aleje los muebles del centro de las habitaciones, cerca de las puertas y en los pasillos. Muévalos o apóyelos contra la pared, para que una silla de ruedas o una persona con movilidad o visión limitada pueda moverse libremente. Presta también atención a las alfombras, moquetas y objetos dispersos, para que nadie tropiece.
Si alguien utiliza silla de ruedas, quitar la alfombra también puede ser una forma de facilitar la circulación. Las puertas también deben ser lo suficientemente anchas para que la silla pueda maniobrarse sin dificultad.
Para calcular el espacio requerido se puede tomar como referencia la Ordenanza vigente , que determina que los anchos de las vías accesibles no deben ser inferiores a 0,80 m y que el diámetro de las zonas de maniobra debe ser de al menos 1,20 m.
Cambiar el baño
No todas las casas disponen de cabinas de ducha o bañera adaptadas a personas con movilidad reducida, lo que puede requerir obras o la compra de equipamiento para esta habitación. La altura de los lavabos e inodoros también puede ser un obstáculo, por lo que es importante garantizar que puedan ser utilizados por personas con dificultades de movilidad.
En cuanto al suelo, lo ideal es que sea antideslizante, para evitar caídas.
Adaptar las escaleras
Usar escaleras puede ser un desafío para personas con movilidad reducida. Cuando no hay dormitorio ni baño en la planta baja, las plataformas elevadoras o salvaescaleras son una solución a tener en cuenta para que las personas puedan subir y bajar.
Si no necesita silla de ruedas para desplazarse, se debe reforzar la seguridad de las escaleras. Es posible colocar una barra en la pared, para que sirva como alternativa o complemento al pasamano. También pueden ser útiles una alfombra antideslizante y luces que indiquen los pasos por la noche.